El nuevo contexto que vivimos pone de relevancia, más que nunca, la necesidad de adaptación del ser humano a nuevas realidades. En un mundo cambiante, propiciado por el avance de la tecnología, si no nos esforzamos por ser camaleónicos, es fácil quedarse atrás.
En esta nueva economía digital es esencial estimular el talento y el conocimiento, ser autodidactas voraces. Así nos lo cuenta, por ejemplo, el informe eAPyme 2019 de transformación digital de pymes y autónomos, que concluye con una constante: el gran reto de la digitalización es la formación y la disponibilidad de talento especializado.
Lo bueno, es que estamos de suerte: jamás en la historia lo hemos tenido tan fácil. Somos la generación más preparada para aprender por nuestra propia cuenta, a través de información veraz que podemos encontrar en la palma de nuestra mano: internet. Y ello nos lleva a hablar sobre la cultura del aprendizaje.