El trabajo es, en estos tiempos que corren, una de las mayores amenazas para nuestra salud mental. El burnout o síndrome del trabajador quemado, un trastorno que sufren los trabajadores que viven una situación de estrés y ansiedad continuada, está cada vez más extendido. Presión constante, sobrecarga de trabajo, falta de oportunidades y reconocimiento… Parece que las circunstancias nos lo ponen cada vez más complicado para ser felices en la oficina o para que, al menos, ir a trabajar no suponga una condena.
En este contexto, la forma en la que los líderes gestionan sus equipos puede marcar la diferencia entre tener una plantilla satisfecha y con ganas o unos trabajadores seriamente agotados. Según los datos recogidos en el Cigna International Health Study, el 61% de los españoles considera que su jefe no se preocupa por su salud mental y bienestar. Que el dato español esté nada menos que diez puntos por encima de la media global (51%) es algo que debería hacernos reflexionar. “Esto refleja una desconexión más marcada en nuestro país entre quienes lideran equipos y las necesidades emocionales de las personas. Es un reto importante que debemos abordar si queremos construir entornos laborales más saludables, motivadores y sostenibles”, indica Amira Bueno, directora de recursos humanos de Cigna Healthcare España.